sábado, 2 de marzo de 2013

¡Sesenta y nueve: seis, nueve!

El 2 de marzo de 1.944, se creó en España el DNI, esa tarjetita de plástico, de exactamente 85,60 milímetros de ancho por 53,98 milímetros de alto, que tantas anécdotas ha protagonizado desde entonces y con el que, al paso que vamos, quién sabe si naceremos algún día...
¿Os imagináis al espermatozoide con el chip incorporado?
Una de las cosas que siempre sorprende a Don Pecas & Cía. de este documento es su capacidad para distorsionar las fotografías para las que con tanto cariño posan sus titulares con la esperanza de que los próximos diez años de posesión se pueda mostrar sin apuros.
¿Quién no ha tenido un DNI ajeno en sus manos y  no ha dicho: ¡que no, que es imposible, que no eres tú!"?
Incluso Cía., alias Miss Fotogenia, me enseñó la fotocopia que conservaba de uno antiguo en el que parecía que tenía cara de perro.
Es más, ¿quién no se sorprende o se ríe, tanto con la foto como con cualquier otro dato que en él se refleja, si así lo merece?
¡Tod@s! Je, je...
Lo importante es que hoy, sesenta y nueve años después, nuestros queridos amigos han conseguido algo insólito: ¡un documento nacional de identidad conjunto!
¿Imaginado? ¿Real, pero obtenido gracias al famoso programa informático para el tratamiento de imágenes? ¿Sí? Bueno... O no...
Porque hay cosas que, ni siquiera en la situación actual, pueden recortarse.

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